En mi vida he tenido que tomar muchas decisiones, como todos digo yo. Muchas veces, sin saber por que, me he basado no solo en lo que me decía la razón. Supongo, que pese a ser un tipo muy racional, tengo un corazón con mucha fuerza, y de vez en cuando, en momentos vitales, el corazón ha ganado a la razón.
La primera encrucijada fue cuando llevaba un mes trabajando en Telecinco, y el Santander me ofreció un trabajo. El Santander era una empresa en al que podía tener muchísima más proyección, sin embargo, en Telecinco el ambiente era buenísimo y se notaba esa energía que tiene la tele, asique decidí quedarme. A los 6 meses supe que profesionalmente había sido un error…pero ese “error” me llevó a ponerme a buscar curro, y a los 6 meses empecé a trabajar en Europac.
Profesionalmente han sido los 2 años más duros de mi vida. Sin embargo, son 2 años que me hicieron crecer una burrada. Aprendí lo dura que podía ser la vida profesional y lo duras que pueden ser las personas contigo. Pero también aprendí que con esfuerzo, todo llega. Aprendí a trabajar bajo mucha presión, de forma rápida, y teniendo que rozar siempre la excelencia. Desde entonces, allá donde he ido, siempre me ha ido muy bien gracias a esa dura mili que pase.
Lo siguiente que paso en mi vida tras esos 2 años, es que la empresa me ofreció irme a Portugal. En Portugal fui muy feliz trabajando, tanto trabajando como en mi vida personal. De repente todo fluía y yo rebosaba una felicidad y una energía, con las que solo pueden salir bien las cosas.
A los 9 meses, partí para Viana do Castelo, una pequeña ciudad costera con encanto entre Oporto y Galicia. Y lo que paso en esa pequeña ciudad de la que jamás había oído hablar, me cambió la vida, empecé a surfear. Del surf en Portugal, me quedo con la ilusión y con los días y más días compartiendo buenos momentos en el agua con Toñete, Rui, Cardoso, Pina, Marcio y muchísimas otras personas. Recuerdo pocas olas “decentes” por mi parte, pero daba igual, había nacido una conexión con el mar que me ha acompañado toda mi vida hasta el día de hoy.
Más adelante, la compañía me necesitaba de vuelta en Madrid o en Francia, donde había posibilidades de que fuese un sitio de surf, pero no era seguro. Yo no tuve ninguna duda, y tras un par de meses con clases diarias de francés, partí con mi tabla hacia la Bretaña Francesa.
Mi año de Francia fue muy especial, trabajé muchísimo la fortaleza mental. Estuve muy solo y fue muy duro no poder comunicarme. Todavía recuerdo ese sentimiento de soledad. Pero también recuerdo como no me permitía hundirme, y encontraba la manera de hacer cosas siempre. Desde que cambiaron la hora en marzo, me iba a la playa siempre que había una medio previsión de olas (una hora desde el curro), y si llegaba y no había baño, corría por la playa o exploraba las salvajes playas bretonas.
Pero en Francia pasaron muchísimas cosas mágicas, viví en un lugar de cuento de hadas, y aprendí a apreciar la belleza las cosas. Los bretones son cerrados, pero son bellísimas personas, y siempre vi como todo el mundo se esforzaba en comunicarse conmigo, y no les importaba repetir todo varias veces. Además, al igual que los portugueses, me hicieron sentir uno más. Yo era el español, pero era uno de los suyos.
En Francia conocí a la persona que me empujó a irme las vacaciones de mochilero por Australia, se llamaba Marie. Ella decía que tenía que ir y sentir si realmente quería dejar todo para irme a Australia persiguiendo olas o si era tan solo un sueño idílico. Decía que se me iluminaba la cara siempre que hablaba de Australia. Este sueño llevaba años dentro de mí, desde que leí unos emails de mi gran amigo Dani, en los que contaba sus aventuras por Australia.
Fue un viaje brutal, pero lo más importante es que conocí a Pepe. Conocerle fue crucial, me hizo ver lo bien que me iría y me ayudó a mantener las ganas a tope cuando me invadían las dudas. Conocerle fue una de esas casualidades que pasan cuando te lanzas a explorar mundo. Hoy en día, sigue siendo un grandísimo amigo.
Mi aventura al otro lado del Mundo, ha sido año y medio de ensueño. Días y días de Surf, buenos amigos, muchísima felicidad y sobre todo, despertarse todos los días con la ilusión de vivir un sueño. Tengo ya muchísimos posts, por lo que no quiero aburriros más con Australia, pero si seguís con ganas, al final os dejo el link de mi post favorito (muy cortito, pero lleno de fuerza y de pasión).
Lo que sí fue duro, fue volver a la vida real. Lo hice porque sentí que había llegado el momento, seguía en la cresta de la ola, pero no quería quedar atrapado por ella. Todavía estaba dentro del tubo, pero veía que esa ola iba a cerrar si no salía.
Tras 3 meses buscando algo que me motivase, acabé en Canarias. Una empresa con problemas que necesitaba un Controller para dar un poco de luz al jeroglífico que era la compañía. Parecía un buen equilibrio para seguir creciendo profesionalmente y volando por las olas.
Profesionalmente ha sido muy duro, por la situación complicada, pero en esas situaciones se aprende muchísimo. Me ha tocado remangarme hasta los hombros para montar todo lo que monte. También porque me costó mucho llegar a la gente, note barreras, pero con el tiempo, las barreras fueron cayendo y nos cogimos cariño. Al final resulte ser un godo bueno como dicen ellos.
Sin embargo, esa decisión que tome por amor al mar, me llevo a vivir en un spot de Kite llamado El Médano y desde entonces hago kite. De primeras vivía en Santa Cruz, pero un día comiendo por el Médano sentí que quería vivir ahí, que me gustaba lo que sentía cuando estaba allí. A los 5 días dejé mi casa, perdí 1200 pavos entre fianza y agencia y me fui a vivir a una habitación en el Médano. Desde entonces, fui muy feliz en Tenerife, viví en vacaciones en el Mar todos los días del año y conocí a personas muy especiales. Desde Aga, con la que compartí mi vida y quiero muchísimo, hasta todos los amigos del Kite (Luisma, los Danis, Juan, Ari, Jose, las Anas, Los Carlos, Vladi, Tamara, Abian, el Hijo del Viento y todos con los que compartí mis días). Ellos me hicieron sentir que el Médano sería siempre mi casa.
Pero sabía que profesionalmente no era el sitio, por lo que tras año y medio, lo deje, y puse rumbo a Tarifa. Nunca había estado en Tarifa, de hecho, me iba para Fuerteventura, pero un anuncio en Facebook de un buen alojamiento a buen precio hizo que cambiase el barco y tirase para Tarifa a conocer el famoso paraíso del Kite, mientras buscaba currele.
Lo que no esperaba, es que nada más llegar me enamoraría de Tarifa. Sentí como cuando llegué a Bondi Beach, una conexión especial. No se si eran esas montañas que nacían en el mar, los dos continentes mirándose a la cara, o esa energía que desprenden dos mares cuando confluyen…Pero Tarifa tenía una energía especial.
Tras 5 días era como si llevase años, era mi sitio. No paraba de conocer gente muy guay y todos empujaban para que me quedase. Los primeros que conocí fueron Alex, Marina, Javi y Alejandra. Ellos me hablaron de trabajar en Gibraltar y supe que esa era la jugada que buscaba.
Sin embargo, tras 3 meses sin una mísera respuesta de Gibraltar, estaban a punto de ofrecerme un curro en BNP Madrid. Pero justo 2 días antes de que me lo ofrecieran, me llamaron de la empresa de Bwin para entrevistarme. Tengo que decir que fue una semana durísima, no sabía que iba a pasar, y tampoco sabía que iba a hacer si me daban los dos curros.
En esos días, había hecho gran amistad con Tommy y Lucía (les conocí gracias al gran Félix, que había venido a verme y fue la persona que me insistió en verano que conociese Tarifa). También me había hecho gran amistad Araceli y de Gisela. Hablaba a diario del tema con todos ellos. Todos conspiraban para que me quedase y celebraban cada pasito como una victoria. Tengo que decir, que justo antes de que me ofrecieran el trabajo de Bwin, me llamo Félix, y me dijo que como cogiese lo de BNP me iba a bloquear en el teléfono. Decía que yo había logrado vencer al sistema y tener la vida que quería tener, y que no iba a aceptar que volviese al sistema.
Por su lado Tommy, me envió el video del discurso de Steve Jobs en la universidad de Stanford, en el que cuenta cómo se habían ido uniendo todos los puntos de su vida. Durante esa semana, me lo vi a diario antes de dormir. Un día me escribió Tommy y me invitó a cenar con ellos dos. Me pase por ahí, y sentí como ellos habían aparecido en mi vida para que volviese a escuchar a mi corazón.
Y de repente un día, me desperté y entendí como todos los puntos de mi vida se habían conectado. Elegir Telecinco sobre el Santander me llevó a Europac, y Europac me llevó a Portugal, donde empecé a surfear. El surf me ha llevado a Francia, a Australia y a Canarias, donde empecé a hacer kite, que a su vez, me ha traído a Tarifa. Incluso profesionalmente, haberme ido a Australia ha sido fundamental. Mis días repartiendo pizzas, me han ayudado a tener el inglés necesario para trabajar en Reino Unido.
Hace 2 meses que empecé a trabajar en GVC (La empresa de Bwin), y para mi, todo tiene sentido. Se han conectado los puntos y me encanta donde vivo, mi trabajo, la gente que me rodea, hacia donde voy y mi vida junto al mar. Tengo un sentimiento, de que quiero quedarme aquí muchísimos años, quien sabe si toda mi vida.
El corazón dirá.
Por si quereis ver mi post favorito sobre Australia:
Cumpliendo mis sueños – Un año en Australia
thedreamerssdiariesblog 